miércoles, 5 de enero de 2011

Ya vienen los Reyes...

Por fin el roscón. Puf, qué alivio. Se acaban las ñoñadades de una vez.
Este año con eso de la crisis, me han venido a dar la razón sin dármela (por dios, darme la razón, no, eso nunca) quienes en su día me criticaron sin piedad porque me negué a hacer regalos de reyes. ¿Por qué me negué? Porque me parece una barbaridad, un derroche, una exageración y para mí, los reyes solo tienen sentido cuando los niños -bendita inocencia- aún creen en ellos. Luego ya, carece bastante de sentido. Este es mi punto de vista, equivocado o no, pero respetable.
Aclaro: en mi familia, el caso no es "tener un detalle" sino gastarse una cuota fija por persona. De este modo, si a mí se me antoja un libro que vale 10 €, pongamos por caso, van rellenando la cuota de cosas absurdas hasta llegar al quorum acordado. Ridículo ¿no?
Hasta que me quedé sin regalos. Yo encantada: no de no tener ningún regalo, sino de no entrar en una dinámica que nunca he comprendido.

Así que hoy estoy mejor, con esto de la víspera de comerme una rosca y bien grande.

1 comentario:

cristal00k dijo...

JAJAJAJA LOCAAAAAAAAAAAAAA!!!