domingo, 16 de enero de 2011

Como vidrio soy

Mi cerebro se expande. Ccrrrsssjjjj o ffiiiiiisssshhhh, oigo algo así. Y ayer, escribiendo a un amigo para felicitarle por su cumpleaños, se me ocurrió esta historia. Con el ccrrrsssjjjj o ffiiiiiisssshhhh va volviendo la creatividad. Y esto es fantástico.
SOY COMO VIDRIO Historia ficticia (porsi).
No sé si te conté que yo perdí a un amigo de lo mismo, se llamaba Pedro. Fue fulminante: en tres meses. Una de las mejores cosas que he hecho en la vida: ir a verle al Hospital (la gente normal se acojona ante estas cosas) y le llevé un regalito simbólico (lo estoy recordando ahora) que era un botecito enano reproducción de un contenedor (propaganda de Eco-nosequé, empresa de recogida de residuos en Villatepartes de Risa). Él fue Concejal de Medio Ambiente en ese Ayuntamiento donde por entonces yo trabajaba de interina. Por ahí nos conocimos, yo aún estaba casada (cuando nos conocimos Pedro y yo, me refiero).
Cuando me separé, Pedro me citó un día y... ALUCINA VECINA... me largó una carta de amor. Me muero de risa al recordarlo. Pedro tenía fama de mujeriego, como tú. No llegamos a follar, aunque sí a acostarnos. Lo hago por "calor humano", me dijo. Bueno, a lo que iba. Le regalé el contendor a escala 1/20 aproximadamente, con una notita dentro de mi puño y letra que decía:

CON TANTO AMAR Y DEJAR DE AMAR,
SOY COMO VIDRIO PARA RECICLAR.

- Es verdad - se sonrió al leerlo.

Lloré con su muerte, cómo no hacerlo. Era muy entrañable y el primer amigo que se me moría. Le escribí una sincera carta post.mortem que me publicaron en la prensa local (él era muy popular: amado y odiado; polémico, en todo caso). Por supuesto omití el detalle de la siesta cálida, entre otras cosas porque tenía mujer legal y amante, lo que todo el mundo sabía. Uno no sabía a cual de las dos había que darle el "pésame". Finalmente hubo dos funerales: el "oficial" (en Iglesia céntrica con familia y autoridades) y el "alternativo" en parroquia cutre de barrio marginal con cura progre. Hubo sendas esquelas. Yo asistí al segundo, pero no sé muy bien por qué.

Villatepartes de Risa, típica ciudad mediana del centro peninsular.

El contenedor lo habia robado del archivo municipal, donde se amontonaban treinta o cuarenta unidades, todas llenas de polvo, sin que nadie les diera uso ni prestara atención alguna. Total, no se va a notar, pensé, y así al menos uno se utilizará para algo bonito. Los había azules, verdes y amarillos. Escogí el verde, claro.

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