lunes, 14 de febrero de 2011

Tercer 14 de febrero

Anoche dormí los premios Goya que, en su 25 aniversario, me recordaron cada vez más a los Óscar de Hollywood, pero en más hortera todavía si cabe.
Olé por Alex de la Iglesia que dimite como director de la Academia de Cine con la cabeza alta y en el momento preciso, y fue capaz de dejarse fotografiar -con visible incomodidad, o eso me pareció-, del brazo de la ministra Sinde, señora sujeto-objeto de la polémica ley sobre los derechos de descarga. Hermoso discurso el de la Sinde en 2009, predecesora de Alex en su cargo.
Todo esto activó otro circuito neuronal en mi memoria que traigo aquí:

Año 2009: en "Cualquier día es bueno para empezar", mi escrito de título "De los Goya y otros premios".
http://adu-literatura-varios.blogspot.com/2009/02/de-los-goya-y-otros-premios.html

Año 2010: en "Diario Incombustible", mi entrada en la que ya se aprecia mi notable deterioro cognitivo.
http://adu-veintediez.blogspot.com/2010/02/premios-goya.html

Por cierto que nunca recuerdo si la ceremonia de los premios Goya coincide, día más día menos, con el día de San Valentín, que en otro tiempo me hacía ilusión celebrar y que cada año me parece más estúpido.

Y por último, para lo único que me han servido estos premios, los Goya, es para descubrir alguna cosa buena ignorada, sea película, cortos (me encantan los cortos, no sé la razón de que no se exhiban en salas comerciales (¿dónde las ve la gente, cómo lo sabe?). El corto es a la película lo que el micro-relato a la novela: el intento de contar una historia en muy poco espacio. Es el arte de resumir, difícil tarea, injustamente reconocida.

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