domingo, 12 de junio de 2011

Como pez en el agua


ILUSTRACIÓN:
"Pez añil" de Almudena Dronda.

Me he estrenado en "mi" piscina. Tenía unas ganas locas, locas, locas. Me encanta nadar, creo que es el único deporte que me gusta, pero no en plan competitivo sino por puro placer. Nunca he sido competitiva, no me interesan las competiciones. Sin embargo ese frescor del agua que te penetra hasta los sesos, que te permite deslizarte como si no estuviera como una foca, como si fuera una foca, bueno, dejémoslo mejor en que soy un delfín.

Hoy por la tarde, pasé del IRPF-2010, de la madre que me parió y de todo y me sumergí en el azul cielo del agua fresquita. Una niña regordeta y simpática nadaba por allí, también mi vecina china con una amiga, un niño francés que me decía algo y tiritaba de frío. Y yo sonriente, a lo mío. Como pez en el agua.

Porque nadar tiene algo de sensual, pese al frescor; o tal vez por eso. Tiene el erotismo del roce suave, del gozo de los sentidos, del fluir, de sentir la libertad, de dominar el cuerpo y, al mismo tiempo, ser dominado.

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