jueves, 29 de septiembre de 2011

Cien es un número redondo

Esta es la entrada número cien de este diario.
Creo que es la ocasión perfecta para volatilizarse, para escaparme como un gas, volar por la atmósfera, libre de bytes, cotillas, jáquers y de mímisma.
Dice FR que la cuarta humillación viene de la mano de los avances neurológicos y JG (mi hermano) que lo que dice FR carece de rigor. Yo siempre he pensado que la libertad no existe y ahora estoy dando vueltas a eso de que en realidad no existimos sino que tan solo PERCIBIMOS que existimos. Ante cosas tan profundas mis neuronas se resienten y me dan tentaciones muy grandes de tirar la toalla.
Tirar la toalla para tumbarme encima suyo, escuchando el runrun del mar al fondo y después tomar unas cañitas con tapa, emborracharme de pura tentación loca y renunciar a este mundo que además de no existir, es bastante molesto a veces. Claro, que unas carcajadas nos hacen olvidar todo esto, a ver si las fabrico.

sábado, 24 de septiembre de 2011

LA INMORTALIDAD

Milan Kundera nació en Brno (República Checa) en 1929. Escribió en su lengua materna sus primeras obras, como “La insoportable levedad del ser”, su obra más popular por haber sido llevada al cine. De esta novela, cuya trama es en realidad una excusa para reflexionar sobre la existencia humana, el amor, el sexo, la política, la soledad… ya desgrané fragmentos en mi anterior blog. Me impactó, tanto que me atreví con “La inmortalidad”, obra escrita ya en francés en su versión original, aunque yo la he leído en español. No me atrevo a tanto: quiero decir que me encantaría haber sido capaz de leerla en V.O. pero no domino tanto esa lengua.
La primera cuestión con la que me identifiqué en seguida con Kundera fue esto precisamente: su evidente interés por los lenguajes, la dificultad de comprender su significado al traducir, la importancia de la musicalidad de un texto. Ya en el principio de esta obra, a la que he calificado cariñosamente de “ladrillo” por su forma y su peso, el autor nos re-descubre a Goethe; no solo a través de él mismo sino principalmente dando protagonismo a la joven Bettina Brentano, poeta (nunca lograré saber qué me suena mejor si “poeta” o poetisa”, creo que ambas son correctas), discípula, amiga y quién sabe si también amante de Goethe. Escenario perfecto para urdir una trama de cotilleo al uso con etiqueta de “biografía”, pero Milan hace de ello una magistral (aj qué poco me gusta esta palabra, buscaré otra), una excelente metáfora, reflexión sobre los seres humanos que pasan a la Historia, con mayúsculas, frente a los que mueren anónimos. De nuevo el azar como poderoso director de nuestros destinos.
No comienza en Goethe la trama de “la inmortalidad”, sino en una aparente normal familia que vive en París. Su normalidad reside precisamente en las pequeñas historias grises, oscuras, y multicolores que existen en esas vidas, como en todas. Este comienzo, que no tiene una continuidad, sirve de punto de arranque y remate. Es una novela circular: acaba donde comienza: en un escenario lleno de espejos. A saber cuánta simbología hay en los espejos sobre reflexión, del reflejarse uno mismo y los demás, de reflexionar… O tal vez Milan no pretendió nada, ni siquiera reflexionar él mismo. Puede que todo sea un juego sin pretensiones, ¿por qué ha de haberlas?
Una novela compleja, sin duda, cuyo mayor mérito es el “haberlo intentado” más que el “haber llegado a”. Cada día admiro más las lecturas que proponen, invitan, incitan al lector; en definitiva le hacen trabajar; lo admiro muy por encima de las que solo pretenden entretener. Creo que es mucho más fácil escribir una historia para que el que la lea se entretenga, que escribir planteando las propias dudas; hay que ser mucho más valiente, al menos. No tengo nada en contra de quienes buscan en la lectura una fuente de evasión, bastante árida es la vida como para no comprenderlo. Yo también lo hago a veces, es más, procuro compaginar distintos libros, dependiendo del estado anímico (anímico viene de ánima, ánimo, alma). Soy por ejemplo incapaz de tragarme un ensayo, salvo aquellos divulgativos de prosa sencilla, y ya me van pareciendo reiterativos. Ahora aprecio mucho más, cada vez más, las historias que no se limitan a contar una historieta sino que son la vía que nos hace caminar pensando, sintiendo, creciendo como personas, comprendiendo mejor el mundo que nos rodea y seguramente, aprendiendo así a ser mejores.

martes, 20 de septiembre de 2011

La puta calle

Me debo estar haciendo mayor. Cada vez me gusta menos y me fío menos de estos cacharros. La semana pasada, me consta que me hicieron varios comentarios que no llegaron. Gracias a todis los que estuvisteis por aquí aunque ya sabeis (?) que escribo only for me.
Otro virus, una vez más, se dedicó a enviar e-mails por su cuenta.
Me parece que voy a volver al lápiz y papel o incluso a las tablillas cerámicas asirias, pero eso será cuando solucione otros temas que tengo pendientes.
No pasa un solo día en que no sepa de alguien más cuya vida laboral peligra, la "puta calle" se va a llenar de "indignados" mientras mi estrecho sendero se vacía de alegrías.
SOLO ME QUEDAS TÚ... (a saber la de chorradas que interpretarán unos y otras con esta frase lapiz-daria que no quiere decir nada).

domingo, 18 de septiembre de 2011

54 hormonas

Ayer, sábado 17 de septiembre de 2011, sobre las cinco y media de la tarde, hizo cincuenta y cuatro años que asomé mi cabecita a este mundo. No sé qué vi que decidí quedarme, seguramente no me dieron otra opción. Si hago balance de lo que ha sido mi vida hasta ahora, puedo afirmar con bastante seguridad:
- Habré metido la pata muchísimas veces, pero nunca la mano (tomo prestada la frase de Felipe González –ignoro si se la inventó él-) y, en este sentido, no me arrepiento de nada; tengo la conciencia muy tranquila.
- Mi historia es de todo menos aburrida, quizá demasiados barullos y cambios, pero todos me han aportado cosas positivas. Me horrorizaría haberme casado, tenido hijos, vivir siempre en la misma casa y nada más; todo eso es mucho pero no ha sido mi papel, y me gusta que haya sido así.
- He pasado por dificultades –no me refiero a las económicas- muy serias, pero siempre le he echado ovarios. Me ayudaron mucho siempre los apoyos de mi familia y mis amigos. Ahora que empiezo a tenerlas (las económicas), le echaré los mismos ovarios.
- Es muy improbable que muera de hambre, aunque nunca se sabe. Y solo por eso, soy afortunada.
- Escribir me redime de todo y esa es mi mayor fortuna. Si además, sirve a otros, estupendo.
La menopausia se toma su tiempo y aún no puedo decir que lo sea del todo, aunque lleva años dando coletazos y me tiene ya hasta las tetas. Me recuerda algo que escribí hace tiempo, “Cuestión de hormonas”, referido a la adolescencia. Pues esto es parecido, pero sin el encanto de la juventud, aunque la sabiduría que da la madurez ayuda a comprender y eso no es poco, no. Tengo las hormonas tiroideas bajo mínimos y me paso el santo día dormida o llorando, me miro al espejo y me doy asco (me parezco un tentetieso); no me aguanto a mí misma. Estoy perdiendo toda la auto-estima que gané en mi proceso de recuperación y esto no puede ser.
Reflexionando sobre ello, recordé que modificando nuestro comportamiento, llegamos a fabricar serotonina (compuesto básico de los modernos anti-depresivos). Cuando lo leí, flipé bastante. Haciendo ejercicio físico o abstrayéndose en algo que nos gusta, producimos endorfinas, hormonas que nos dan sensación de bienestar. Entonces, se me ocurre: ¿puede nuestro “will-power” fabricar las hormonas esas que me faltan…? Lo comenté con Yola (mi psicoterapeuta) y me respondió que no está investigado.
Después, escucho en un programa de la 2 (ya no creo en la casualidad, esto fue ayer mismo) algo sobre la plasticidad del cerebro y abro el circuito neuronal que me lleva hasta la asignatura “Cálculo de Estructuras” (casi olvidado, y con gusto).
- Plasticidad es la característica por la cual un material no recupera su forma una vez cesado el estímulo (= “carga”).
Entonces, tiro de aquí y de allá y DECIDO ser mi propio conejillo de indias y ponerme a fabricar las hormonas esas de los cojones (quiero decir, de los ovarios) ayudada, claro está, de la química (dopada hasta los topes debo estar). No sé cuáles serán los resultados.

Hace un par de días acabé por fin “La inmortalidad” de mi admirado Kundera y aquí reposa a mi lado, esperando su reseña, pero es que tengo ganas de cambiar de rollo de una vez, que llevo una racha demasiado seria.

jueves, 15 de septiembre de 2011

La piel que habito

¿Es la piel que habito solo una funda, la forma que envuelve mis vísceras, la bolsa que recoge mis órganos?
El corazón, los riñones, el estómago, el hígado y todas las demás cosas que hay por ahí dentro se acoplan en un ordenado desorden ¿por casualidad? ¿alguien las puso allí?
¿Hay aire dentro del cuerpo? RESPUESTA: no.
Las piezas internas del organismo fluctúan-bucean, flotan dentro de un fluido (¿agua?) donde no hay recovecos vacíos.
¿Somos pura materia? ¿Somos materia pura? RESPUESTA: no, somos materia y energía.
¿Esa energía es lo que algunos llaman "·alma"? Puede ser...
¿Dónde está el alma?
¿Se inventó el Hombre a Dios o fueron los dioses quienes nos crearon?
¿Es Dios el mismo que Yahvé y Alá? Creo que sí.
¿Son todos ellos una metáfora? Creo que sí.

Continuaré...

miércoles, 14 de septiembre de 2011

LA PIEL QUE HABITO



Esta película me dejó clavada a la silla, literalmente petrificada, sin atreverme a moverme, ni mucho menos salir de la sala para ir al WC. La intriga -que atrapa, sin duda-, no es su único mérito, eso que califican de "thriller" porque siempre hay que calificar todo no es la mejor definición de esta obra. Yo no me atrevo a definirla.
Es sin duda una trama compleja, de guión muy enrevesado, que los últimos minutos hacen encajar con brillantez las partes de un todo que es a su vez varias historias dentro de la historia. Plantea cosas muy profundas que podría resumir en:
- "El que la hace la paga" o "quien a hierro mata, a hierro muere"
- ¿Dónde está el límite de la ética? ¿Dónde el de la bio-ética?
- Límite de una violación sexual (¿hasta dónde es consentido y desde dónde forzado?)
Temas sobre los que me apetece reflexionar sin saber si fue la intención de Almodóvar: hacer reflexionar. Da lo mismo, cada cual haga la lectura que le plazca.

Magnífica interpretación, a lo que ya estamos acostumbrados porque Almodóvar maneja a los actores como el gran director que es. Escenarios de exteriores hermosos (¿Toledo?) e interiores exquisitos y "almodovarianos" (mucho azul pastel, los rojos, siempre el rojo, combinaciones de formas y colores que nadie -solo él- se atreve sin pudor a mezclar).
Solo unas breves pinceladas (hay que saber mirar y escuchar) para el Yoga y la creación artística como caminos hacia la libertad: la salvación desde la independencia.
No tengo más palabras.
Ahora, como suelo hacer, voy a ver qué han dicho otros. Me quedé con las ganas de saber dónde fue rodada y quién compuso la música. Sin duda esta peli pasará a la Historia del Cine.
Nota posterior: he encontrado José Luis Alcaine como compositor y Brasil (creo que este país se refiere al origen de los personajes, no al lugar de rodaje).
¡Ah! Para quienes critican-comentan-dudan de lo "comercial" que se ha vuelto Almodóvar diré que a mí me parece muy bien, ojalá yo supiera hacer lo mismo. No me gustaría morir pobre y que luego mis cosas se cotizaran millonarias, lo cual es un decir porque ni de lejos me comparo con los Grandes.

jueves, 8 de septiembre de 2011

Margarita

Una flor, que no sea la violeta por sus connotaciones políticas: margaritas o lirios. Me gustan mucho los lirios de Van Gogh, pero son difíciles los lirios. Encuentro "una margarita que llora" pero está protegida y su dueño no responde. Mientras me alimento a la hora de comer (pulpo a la gallega que estaba bastante asqueroso, no vuelvo a hacer experimentos) hago trazos, maquino. La cabeza no para, como siempre, aunque duela.
Será una margarita de trece hojas, cada pétalo de un color, ¿incluyendo el blanco? Tal vez dos margaritas, una blanca y otra multicolor. No sé, ya veremos.
Margarita se llaman mi madre y mi hermana, eso me gusta.
Ayer empecé Chi-Kung que es algo así como los ejercicios de estiramiento, el entrenamiento de Tai-Chi. Ayer hice muchas cosas, hoy estoy baldada. Respiro el calor de la tarde en mi casa mientras suena de cuando en cuando el teléfono, muy de cuando en cuando. Estoy bastante pesada y "ortopédica" (eso decía Fernando GA hace cuatro lustros, ja ja, "ortopédico", un día lo soltó delante de la hija de Elvira que era una niña víctima de la Talidomida...) Me estoy haciendo "mayor".
La margarita será mi logotipo.

lunes, 5 de septiembre de 2011

Decibelios

Los mediterráneos no hablamos; gritamos.
He dudado si escribir "españoles" pero he recordado a los italianos, a los moros, a algunos franceses, me he acordado también de los portugueses que apenas meten ruido -dan al Atlántico-... y llego a la conclusión de que esa costumbre de elevar el tono de voz tiene algo que ver con las tierras que miran al Mediterráneo.
La cuestión es que no me acostumbro a esa manía de varias conversaciones al mismo tiempo, ni a las motos que van de macarra festivo ni al sonido de los bares madrileños que es, invariablemente (salvo que estén vacíos), algarabía y jaleo, decibelios a toda pastilla. Ya lo he comentado varias veces con mis médicos, que son unos cuantos, pero todos me dicen más o menos lo mismo: que lo raro es que la mayoría de la población esté acostumbrada.
Yo cada vez aprecio más el silencio y me ha venido a la memoria esa canción de Simón y Garfunkel, "The sounds of silence", cuya letra es pura Poesía aunque (para variar) esté traducida por ahí de vómito.

Hello darkness, my old friend,
I´ve come to talk with you again.
because a vision softly creeping
left its seeds while i was sleeping.
And the vision that was planted in my brain
still remains within the sounds of silence.

In restless dreams i walked alone
narrow streets of cobblestone,
´neath the halo of a street lamp
I turned my collar to the cold and damp
when my eyes were stabbed
by the flash of the neon light, that split the night
and touch the sounds of silence.

And in the naked light I saw
ten thousand people, maybe more.
People talking without speaking,
people hearing without listening.
People writing songs that voices never share
and no one dared disturb the sounds of silence.

"Fools", said I, "you do not know
silence like a cancer grows.
Hear my words that I might teach you,
take my arms that I might reach you."
Bbut my words like silent raindrops fell,
and echoed in the wells of silence.

And the people bowed and prayed
to the neon god they made.
And the sign flashed out its warning
in the words that it was forming.
And the signs said, the words of the prophets
are written on the subway walls and tenement halls.
and whispered in the sounds of silence.


Impossible to translate! No words...

sábado, 3 de septiembre de 2011

Cartas de amor

Dijo mi admirado Fernando Pessoa que todas las cartas de amor son ridículas, pero más ridículo aún es no haber escrito nunca cartas de amor.
Imagino lo ridículas que debieron ser las cartas que mandé a mis novios hace veinte, treinta y hasta cuarenta años atrás, ridículas de morirse de ridiculez, mejor no tenerlas (aunque seguro que alguno aún las guardará). Quizá la vejez es esto: no tener ya ganas de escribir cartas de amor. No me sale, creo que ni aunque me lo propusiera me saldría, me parecería tan ridícula la carta que borraría el archivo, que es la versión moderna de romper una carta. Tenía más encanto aquello de romper las cartas, romperlas de furia, o de vergüenza, de ridiculez… Borrar los archivos es algo mucho más frío y aséptico, amén de que a menudo se borran solos (¿será que se sienten ridículos?)
Hace la pila de años debatía con mi amigo Mariano (otro que” huyó” con otra, se echó novia y adieu… ¿por qué, si nunca fuimos nada más que amigos?) A lo que iba, igual no era Mariano sino Manuel (da lo mismo, ambos nombres empiezan por “ma”), yo sostenía entonces la tesis: AMOR = AMISTAD + SEXO
Y Ma sostenía que no, que era “algo más”.
¿Algo más? ¿Hormonas?
No tengo ni idea, cuanto mayor soy, menos sé, pero la ecuación esa no me gusta porque el mundo de los afectos es infinito y abstracto y no es posible definirlos con un lenguaje matemático.
En Cálculo Integral (mira qué cosas me vienen ahora a la cabeza) existen unas ecuaciones de solución imposible. Solo puede uno acercarse a ellas mediante aproximaciones sucesivas. Algo así se llamaba: "método de aproximaciones sucesivas". Un nombre de lo más erótico, ahora me doy cuenta. Pues los afectos podrían encuadrarse dentro de estas: infinitos enunciados sin soluciones finitas.

Al fin y al cabo ¿para qué definirlo? Me quedo con lo poético de mi Pessoa y a saber si lo que he escrito hoy es también ridículo, aunque no sea una carta de amor.

jueves, 1 de septiembre de 2011

Me gusta que existas

Me gusta que existas porque desemboco en ti. A-travieso montañas y valles, rompo laderas, estallo en mil pedazos y salpico mis alrededores. Voy recorriendo sinuoso toda esta geografía que nos une y nos separa, de forma natural, según me manda la naturaleza. Y todo lo hago porque existes, para existir y para que existas. Soy Río y tú eres Mar, pero también yo soy océano y a veces riachuelo, tú manantial y laguna; somos agua, siempre agua, molécula simple. Agua: dos átomos de hidrógeno y uno de oxígeno, casi inseparables e indestructibles, transformables y sensibles a la temperatura; agua, algo tan sencillo y tan complejo…
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Esto me dijo ayer mi madre en su Residencia (mi cuento recién acabado parecía una premonición):
- Aunque esté tan tonta y tan rara y no te diga nada, me gusta que existas...
Me pareció tan bonito y tan lleno, que pasé toda la tarde rumiando lo anterior, que bien pudiera ser el número cuatro o cinco de la serie erótico-marina.
Me lo dijo mientras se consume y nos consume, no solo de vejez sino de impaciencia y mala aceptación. Su rebeldía es tal que no admite que a los ochenta y ocho años es difícil ya mejorar, sigue soñando con la pastilla milagrosa que la devuelva a sus cincuenta años.
¡Ay, los cincuenta años de una mujer! Los suyos fueron pletóricos, los míos peores, aunque piense (yo) que lo mejor está aún por llegar. El proceso de la menopausia consiste en que el cuerpo de una mujer pasa de ser botella de cola-loca a saco de patatas.